El dinero no hace la felicidad, pero pucha que ayuda, dice nuestro refrán… Su ausencia sin duda puede generar emociones negativas, incluida la tristeza, el dolor y la vergüenza.
Estos son sólo algunos sentimientos que por lo general experimentan muchas personas cuando enfrentan la quiebra. En Estados Unidos, el capítulo 7 - la forma más común de quiebra en dicho país para personas o familias en estado de insolvencia, se caracteriza por la delegación de “propiedades no exentas” del deudor a un fideicomiso – quién asigna los pagos a los acreedores para el servicio de deuda acordado y así disminuir al máximo o a cero el nivel de endeudamiento de dicha persona / familia.
Mientras que las consecuencias financieras de la bancarrota son desconcertantes para el deudor, la carga mental puede ser abrumadora, con efectos de largo alcance. Es importante reconocer que el acto de presentación de la quiebra puede ser psicológicamente muy difícil, causando estrés en las relaciones e incluso ser traumática para la familia.
Las actividades se centran a menudo en los pasos financieros: elaboración de una lista exhaustiva de todas las deudas, contratar a un abogado, etc.; si bien es cierto este proceso es muy relevante, olvidar el aspecto emocional que envuelve esta mediación puede tener serias consecuencias en el futuro. Muchas personas que van camino a la bancarrota han hecho durante mucho tiempo malabarismo con sus deudas, por lo que están emocionalmente agotados como para volver a hacer un listado y administrar los demás procesos involucrados.
Es probable que las familias más afectadas en la sociedad norteamericana – debido a la rudeza de las últimas crisis económicas, se encuentren en un punto tal, que se haga realmente inviable un alivio de corto o mediano plazo por la vía de acogerse a la ley de bancarrota; o que su puntuación crediticia se afecte negativamente para toda su vida .
Sin el animo de extrapolar la experiencia norteamericana a la que pueda ser la experiencia que tengamos en Chile – sesde el año 2014 está vigente en Chile la Ley de Reorganización y Liquidación de activos de Empresas y Personas (Ley Nº 20.720).
Esta ley les permite a las personas y empresas que se encuentran en crisis financiera, salir de su situación de endeudamiento y reemprender a través de herramientas legales según:
Micro, pequeñas, medianas o grandes empresas.
Personas jurídicas sin fines de lucro.
Personas naturales.
La ley plantea distintas herramientas como una alternativa para que aquellas personas o empresas que se encuentran en una situación financiera agravada puedan hacer frente a esta crisis.
En relación con las empresas, la normativa establece dos herramientas que permiten:
Salvar aquellos emprendimientos que tienen posibilidades de mantenerse en el tiempo.
Liquidar los bienes de aquellas empresas que no puedan salvarse.
Respecto a las personas, la normativa establece dos herramientas que permiten:
Renegociar las deudas con nuevas y mejores condiciones de pago.
Liquidar los bienes mediante una venta rápida y ordenada para pagar las deudas.
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